Rastros de Dixan

diciembre 15, 2009

La sentencia

Filed under: El sumario,Escritos del juez — yatero @ 8:46 am

La sentencia

8 años y 6 meses para 8 de los acusados, 14 para 2 de ellos acusados de tenencia de explosivos y 10 para el supuesto líder de la célula. Ése es el resultado, a falta de lo que puedan decir los tribunales superiores, del proceso contra los 11 del Raval. Una sentencia que, en nuestra opinión, se basa principalmente en suposiciones y en la convicción no probada en el testimonio del testigo protegido F-1   sentencia_11delRaval

El tribunal reconoce que no había ningún plan de atentado pero los condena entre 8 y 14 años

Filed under: El Juicio,Escritos del juez — yatero @ 12:52 am

La mayoría de los 11 del Raval han sido absueltos las dos principales acusaciones que pueden hacerse contra cualquier miembro de una organización terrorista. Tenencia de explosivos y homicidio y estragos en grado de conspiración, son delitos que ha descartado el tribunal para 9 de los 11 detenidos. Dos de ellos, Qaader Malik y Shaib Iqbal, sí han sido condenados por posesión de explosivos, después de que el tribunal haya considerado que podían considerarse como tales las bengalas de las que provenía la pirotecnia aportada como prueba.

La Sala III de lo Penal de la Audiencia Nacional, admite que los acusados no estaban preparando ningún atentado ni habrían adquirido el material para hacerlo. Pero, en cambio, sí considera que pertenecen al grupo Tehrik e Talibán Pakistán, liderado por el fallecido Baitullah Mehsuh; razón por la que 10 de los acusados han sido condenados a 8 años y 6 meses y uno de ellos, Maroof Ahmed Mirza, a 10 por ser el supuesto líder de la célula.

En el dictamen, basado exclusivamente en el testimonio del testigo protegido F1, se afirma que los imputados «se fueron radicalizando en su ideología, hasta el punto de decidir seguir los postulados de violencia y empleo de la yihad, preconizados por el líder talibán BAITULLAH MEHSUD, y entrar en contacto con los dirigentes de este grupo, vinculado a Al-Qaeda, y localizado en Pakistán». Cuándo y cómo se produjo ese contacto, es algo que no se explica en ninguno de los 32 folios de los que consta la sentencia.

En general, ésta da por sobreentendidas las supuestas intenciones de los imputados, realizando un relato que se pretende coherente, pero que continúa sin corresponderse con el supuesto material probatorio. La sentencia es un goteo permanente de suposiciones de este tipo: «no se explica que los minuteros se extraigan de sus carcasas, tirando las carcasas, y que la pólvora se saque de los cilindros de las bengalas, tirando los cilindros vacíos, máxime cuando a ello se añaden pilas, perdigones, cables y conectores». Eso a pesar de que ya durante el juicio un miembro de los TEDAX admitió de manera explícita que con dichos materiales es imposible fabricar un explosivo o siquiera un detonador.

En general, el tribunal hace un uso extremadamente selectivo de las pruebas y los testimonios y descarta de manera sistemática aquellos que resultan desfavorables al relato de los últimos diez meses. Tan selectivo que al final las carcasas de los minuteros, las bengalas y el polvillo de las bengalas son todo el material en que se basa la sentencia para condenar a 11 hombres a una década entre rejas. De hecho, todos los informes científicos han desaparecidote la resolución. Apenas se realiza una mención a éstos en la página 20, dirigida a relativizar su valor: «se han encontrado huellas dactilares no identificadas, lo que para las defensas es indiciario de que esas huellas pueden ser del testigo protegido, pero dado que no se ha realizado esa comparativa no puede estimarse así, máxime cuando el hallazgo de guantes de látex y goma explica la ausencia de huellas de los acusados».

El texto muestra una fe inquebrantable en el testimonio de F1, dando carta de naturaleza a algunos de sus aspectos más inverosímiles, como es la supuesta llamada del testigo protegido a un conocido suyo, miembro de la policía francesa: «Como F-1 no se resignaba a actuar como suicida, logró, sin que los demás se diesen cuenta, llamar por teléfono a una persona en Francia, que sabía vinculado a la policía francesa, y le expuso la gravedad de la situación en que se encontraba, pidiéndole su ayuda». Para el tribunal esa relación con un miembro de las fuerzas de seguridad galas no contradice la condición de terrorista confeso del testigo: «Este testigo F-1 ha relatado que trabajó unos tres años para el líder talibán BAITULLAH MEHSUD, que en ese tiempo él se encargaba de recoger dinero para la organización en distintos países europeos, y que estuvo en Paquistán y Afganistán en campos de entrenamiento».

Una de las principales contradicciones de la resolución es que considera entre los «hechos probados» que los ahora condenados «se prepararon para llevar a cabo una acción con explosivos contra el metro de Barcelona, y estando resueltos a llevarla a cabo comenzaron a prepararla», a pesar de que posteriormente los exculpa precisamente del delito de conspiración. El tribunal trata de salvar esta incongruencia escudándose en la falta de concreción de un plan: «no se había avanzado aún lo suficiente en la planificación para estimar la existencia del delito de conspiración, en relación a un homicidio o unos estragos». Pero sin un plan concreto es difícil de entender el sentido de confabulación que se le da a la reunión del 18 al 19 de enero en la que intervino la policía, o la afirmación de F1 de que tras realizar una llamada a su familia fue avisado de que ésta sería la última que hacía.

Respecto al video en el que supuestamente el portavoz del grupo Tehrik e Talibán Pakistán, reivindica un atentado inexistente en Barcelona, la sentencia ignora la confesada falta de profesionalidad de su supuesto autor: Claudio Franco. Pese a que durante su testimonio en el juicio Franco reconoció que nunca tuvo contacto físico, telefónico o escrito con el entrevistado, el tribunal presidido por Javier Gómez Bermudez le da credibilidad por dos razones. La primera es que «no consta que [el vídeo] haya sido rechazado por el entrevistado». La segunda fuente de credibilidad se refiere a la indumentaria de quienes aparecen en la grabación: «la forma en que van vestidas las personas que aparecen, como el paisaje que les rodea, y las armas que portan, concuerda con que se trata de un campamento de terroristas talibanes».

Pero quizás lo más delirante de la sentencia, es que el tribunal se ha visto en la obligación de negar la filiación religiosa de los acusados. Aunque desde el primer informe policial los detenidos son identificados como miembros del Movimiento Tabligh y de que incluso el testigo F1 los encuadró en esta tendencia religiosa, ahora la sentencia considera que no está probada la pertenencia de los imputados al Tabligh. El motivo es la prueba pericial en la que una antropóloga afirmó de manera tajante el carácter no-violento y pacifista de dicha corriente islámica. Eso, para la sentencia no pone en duda las supuestas tendencias terroristas de los acusados. Lo que «no se estima probado que los acusados sean seguidores de esa corriente».

En cualquier caso, cabe destacar el rechazo de la línea dura planteada por el Ministerio Fiscal en su alegato final, en el que pedía entre 17 y 26 años para los acusados.  En general, parece que estamos ante condenas de compromiso, ya que tanto los delitos de organización como los de tenencia de explosivos se sostienen sobre elementos mínimos. Una sentencia que parece dictada en cumplimiento de los «servicios mínimos» (en las cotas más altas de la injusticia) requeridos para mantener las apariencias de un sumario insostenible.

noviembre 22, 2009

Javier Gómez Bermudez: “hay que ser muy escrupulosos, hace falta tener pruebas para comprobar que el hecho cometido sea delictivo”

Filed under: El Juicio,El sumario — yatero @ 12:49 pm

Estas declaraciones fueron hechas por el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y actual presidente del tribunal que juzga a los 11 del Raval en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Sevilla, hace ahora un año. El 20 de noviembre del 2008, en una conferencia titulada «La respuesta judicial frente al terrorismo», Javier Gómez Bermudez alertó del riesgo de que el miedo al terrorismo signifique dar a las autoridades legislativas, policiales y judiciales » un cheque en blanco, para que les pongan a cubierto de esto, aunque para ello sea necesario sacar leyes especiales que limiten sus libertades”.

Aunque lo dicho por el que fue también juez durante el proceso por el 11M, parece una obviedad, si se tiene en cuenta la relación entre la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, y sobre todo las quejas de la Fiscalía al alto tribunal, no lo es tanto. Desde el Ministerio Fiscal, en sus informes anuales, se ha formulado la queja de que la línea del TS de rebajar o incluso revocar muchas de las penas aplicadas contra supuestos terroristas islámicos, por falta de pruebas, es un error fruto de no apreciar las «peculiaridades del terrorismo yihadista».

Al respecto, Gómez Bermudez, en la conferencia realizada hace un año en Sevilla, defendió la línea de actuación del TS: “Cuando el Tribunal Supremo rebaja sustancialmente las condenas por yihadismo lo que está haciendo es preservar los derechos de los ciudadanos honrados, de nosotros mismos, porque lo que está manteniendo es una línea por debajo de la cual cree que podría ser frecuente que un ciudadano pueda ir a prisión por un delito que no ha cometido y por tanto está haciendo su trabajo y lo está haciendo muy bien”.

Mañana se reanuda el juicio a los 11 del Raval, que muy probablemente se cierre el martes, después de los alegatos de la Fiscalía, la acusación particular ejercida por la Associació Catalana de Víctimes del Terrorisme y de las defensas de los acusados. De las vistas celebradas la semana pasada se pueden destacar tres hechos importantes:  las contradicciones entre las declaraciones del testigo protegido F1 y las versiones policiales, el reconocimiento del periodista Claudio Franco de no haber realizado la entrevista en la que Maulvi Omar reivindicaba un atentado en Barcelona y la confirmación de la inexistencia de explosivos o huellas dactilares que incriminen a los acusados.

noviembre 17, 2009

Agentes del CNI se trasladaron a Madrid dos días antes del telefonazo de F1 y la Guardia Civil ya conocía su nombre el día 18

Filed under: El Juicio,Informes policiales — yatero @ 7:36 pm

 

Una de las personas detenidas en su momento revela que recibió presiones de la Guardia Civil para «colaborar» después de su puesta en libertad

Nada parece como se había contado hasta ahora. A tenor de la declaración del agente del CNI con placa 5.404, que declaró esta mañana separado visualmente del resto de la sala por una cortina, la operación se había puesto en marcha como mínimo dos días antes de la fecha en la que el testigo protegido F1 dijo haber avisado por teléfono de los supuestos atentados suicidas. El agente de los servicios secretos ha afirmado, a preguntas de la defensa, que fue enviado a vigilar un inmueble en la calle Santa Madrona de Barcelona el día 17 pero que llegó a la capital catalana «dos o tres días antes». Su llegada junto con otros agentes se habría producido como mínimo el día 15, el mismo día o un día antes de la fecha en la que F1-Asim Iqbal dice haber llegado a Barcelona. Por lo tanto, el CNI tenía en preparación un operativo antes de que Iqbal llegara a la mezquita y mucho antes de que supuestamente le comunicaran que iba ser uno de los supuestos suicidas.

Este mismo agente fue quien recogió una bolsa de basura de un contenedor cercano al edificio de Santa Madrona, en el que dice que se hallaban «unas tenacillas, temporizadores de cocina, cables, restos de comida, pilas…», pero sobre el cual no le dieron órdenes urgentes: «me ordenaron que me lo llevara al domicilio en el que estaba viviendo y que al día siguiente lo entregara a la Guardia Civil».

Por su parte, los agentes de la Guardia Civil que han comparecido hoy han atribuido al CNI el inicio de la operación y han asumido la responsabilidad de ésta sólo a partir del 18 de enero, afirmando no saber nada de las investigaciones o las supuestas pistas recibidas en días anteriores. Pero aunque el Guardia Civil con identificación E 965201 D, instructor durante el operativo del 18 de enero, ha afirmado en la sesión de la mañana que no sabían ni el número ni la identidad de quienes estaban en las mezquitas y los inmuebles intervenidos, algunos de sus compañeros han respondido en sentido contrario durante la tarde. En concreto dos de los agentes que participaron en el allanamiento y registro de la calle Maçanet, han asegurado que comunicaron al responsable de la operación los nombres de las personas que se encontraban en la mezquita, y que fue aquel quien decidió la detención de todos menos del testigo protegido. En concreto el agente 26.580 W ha afirmado: «comunicamos telefónicamente los nombres al instructor y él decidió dejar en libertad a esta persona». Posteriormente ha añadido que F1 se marchó «acompañado de dos compañeros».

Lo que parece que queda fuera de toda duda es que F1-Asim Iqbal recibió en todo momento un trato claramente diferenciado al de los demás, siendo separado del resto en el mismo momento de la entrada a la mezquita de calle Maçanet y recibiendo un trato de testigo protegido incluso con anterioridad a que se realizaran las gestiones pertinentes para obtener dicho estatus. Hasta el día 22 la Guardia Civil no inició los trámites para darle protección, pero entre el 18 y esa fecha estuvo bajo custodia policial.

Otro hecho relevante lo ha aportado hoy uno de los testigos de la defensa, detenido el día 18 en la mezquita Tareq Ben Zyad y puesto en libertad cinco días después. M.H. ha revelado presiones de agentes de la Guardia Civil, una vez fue puesto en libertad, para que colaborara con ellos como infiltrado en las mezquitas, a cambio de dinero y de obtener la nacionalidad. Según declaró el testigo, el mismo día que fue puesto en libertad, cuando se encontraba en la estación de Passeig de Gràcia de Barcelona esperando un tren hacía Tarragona, recibió una llamada de una pareja de la benemérita que le dijeron: «¿dónde estás? Somos de la Guardia Civil, estamos en la puerta de tu casa esperándote». Durante esa llamada se citaron en la estación de Tarragona para mantener una conversación en la que le ofrecerían dinero y la nacionalidad a cambio de «colaboración». Pese a su negativa, diferentes agentes de la Guardia Civil se ponían en contacto con él «cada tres semanas» para reiterarle la misma oferta e intentar convencerlo. Así fue al menos hasta julio de 2008, parece que en un intento a la desesperada de hallar algún tipo de prueba que justificara el proceso.

La versión oficial de los hechos mantenida durante dos años, entre ayer y hoy en lugar de aclararse se ha hecho más difícil y problemática de lo que era. Eso lógicamente no facilita el trabajo del tribunal a la hora de valorar los acontecimientos y la veracidad de lo dicho hasta ahora. Lo que sí es cierto es que los cambios producidos entre la declaración ayer de F1 y las policiales de hoy, no le han dado más coherencia ni solidez a la escasez de hechos y pruebas materiales existente. Lejos de adquirir coherencia, el relato oficial se vuelve más irreconocible e inverosímil cada día que pasa.

noviembre 16, 2009

El testigo protegido dice ahora que no acudió a la policía española sino que llamó por teléfono «a un amigo francés que era policía»

Filed under: Declaraciones de F1,El Juicio — yatero @ 10:11 pm

El tedio del primer día de juicio todavía podía respirarse esta mañana entre pasillos. Alguna periodista catalana se paseaba saludando a unos y a otros con respingos de entusiasmo mientras el periodista Fernando Reinares —descubridor del video en el que Maulvi Omar reivindica un supuesto atentado en Barcelona—conversaba distendidamente con el abogado Josep María Fuster Fabra de la Associació Catalana de Víctimes d’Organitzatcions Terroristes, buscando una salida digna a alguno de los puntos flacos del sumario.

La mañana transcurriría sobre una cinta automática a la espera del testimonio del testigo protegido F1 que ya se rumoreaba que llegaría a la tarde. Todo sin más sobresaltos que algunas notables meteduras de pata del Ministerio Fiscal. Dos veces más Vicente González Mota confundió el término Tehrik (de las siglas Tehrik e Talibán Pakistán) con el de Tabligh. En la cuarta ocasión en la que el fiscal confunde ambas palabras le preguntó al acusado Mohammed Tarik: «¿es usted miembro del grupo Tahriq e Tabligh?». Fue el propio Tarik quien reprendió y corrigió al Ministerio Fiscal: «no existe ese nombre». Después de tanto reiterar este error, cabe preguntarse si Fiscalía no ha conseguido aclarar la diferencia entre ambos términos ―con lo que también está en duda su capacidad de discernimiento en este proceso― o si, con peor intención, pretende inducir a una declaración autoinculpatoria forzando algún equívoco fonético. Pero no fue la única meada fuera del tiesto de González Mota. Su última pregunta al ciudadano indio Roshan Jamal Khan fue: «¿cuántos años ha vivido usted en Pakistán?». Khan contestaría «ninguno, soy de India» ante la risa general de la sala. González Mota ha pedido entre 11 y 18 años de cárcel pese a no saber distinguir en el segundo día de juicio entre un grupo armado y una corriente religiosa, algo que, por cierto sí que hizo F1: «Tehrik y Tabligh no son lo mismo»

Sólo a la tarde llegaría el testimonio que inclinará la balanza de este caso. Pasadas las 17.00 horas declararía el cifrado por la policía como F1 y conocido por algunos acusados como Asim Iqbal, que ha dicho que éste es su verdadero nombre, y que fue el hombre llegado de Francia y artífice de la denuncia que provocaría la intervención policial. A pesar de que durante el interrogatorio del Ministerio Fiscal, la declaración de Iqbal se reveló como el único elemento con cierta coherencia interna de todo el aparato acusatorio, a la vez su testimonio estaba en abierta contradicción tanto con las declaraciones de los 11 imputados como con el resto de elementos del sumario. Eso quedaría patente durante las intervenciones de Benet Salellas y Jacobo Tejeilo.

La principal contradicción del acusado ha sido el añadido de un elemento que hasta ahora no figuraba en ninguna de las declaraciones y que varía de manera considerable la versión ofrecida hasta ahora. La base sobre la que se ha construido el caso es el arrepentimiento de F1 y su posterior denuncia ante las fuerzas de seguridad. Hoy F1 ha afirmado algo más rocambolesco: refugiado en los aseos de la mezquita, Iqbal habría llamado a Francia, a un conocido suyo miembro de la policía gala, y le habría explicado que «estaba viviendo con gente que iba a cometer un atentado», pidiéndole que hiciera algo para evitarlo. El propio F1 ha dicho que conoce a este policía porque acudían al mismo bar en París pero que no son amigos íntimos. Lo que no ha conseguido explicar al tribunal es en qué momento y por qué razón esa persona le explicó que era policía. El testigo protegido se ha encargado de aclarar que no sabe si fue esta llamada ―que no figuraba en sus declaraciones anteriores― la que provocó la detención, sin esclarecer por qué no ha dado a conocer hasta hoy este detalle.

Este elemento, que invalida una parte del relato hecho hasta ahora, añade más confusión a una pregunta clave del sumario: cuál fue la fuente informativa que provocó la puesta en marcha de un operativo de carácter preventivo.

Pero hay más contradicciones aún. Durante las más de tres horas que ha durado la comparecencia del F1, éste ha reiterado varias veces que las supuestas cargas explosivas serían activadas por una persona distinta a los presuntos suicidas con un control remoto, lo cual invalidaría los temporizadores entregados como prueba y de los que se ha dicho que formarían parte de la logística para fabricar explosivos.

F1 también ha hecho bailar varias veces el número y el supuesto modus operandi de los suicidas. Si en sus declaraciones en el periodo de instrucción había señalado a cinco incluyéndose a él mismo y que explosionarían por separado, hoy ha repetido en varias ocasiones que serían cuatro y que actuarían por parejas. Posteriormente, durante el interrogatorio del defensor Jacobo Tejeilo, F1 ha llegado a reconocer que los suicidas serían hasta seis, ya que había dos de ellos que no se sabía en que momento iban a actuar.

Algo más que llama la atención es que este individuo se ha situado siempre como un subordinado, tanto respecto a sus jefes de la organización terrorista a la que dice pertenecer como respecto a los presuntos jefes de la célula de Barcelona, pero conocía un nivel de detalle que incluía incluso en qué ciudades se atacaría después de Barcelona y cuáles serían las supuestas reivindicaciones de Al Quaeda.

Sobre su detención F1 ha reconocido que en ella reconoció a la Guardia Civil ser miembro de Al Quaeda, a pesar de lo cual —y de que fue el único en reconocer su pertenencia a una organización terrorista— los agentes le propusieron ser testigo protegido «para salvar las vidas de mucha gente».

Después de este testimonio, a los agentes del CNI destituidos seis meses después de esta operación, les quedan unos cuantos vacíos y contradicciones por aclarar. En cualquier caso, los cambios que ha hecho hoy F1 dejan aún más desnuda la dificilísima verosimilitud de la historia contada hasta hoy.

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